lunes, 17 de noviembre de 2008

Feliz cumpleaños




Porque llevaba un par de añitos sin pasar un "feliz cumpleaños", y éste ha roto la mala racha.

Muchísimas gracias a todos los que participaron e hicieron de un día normal algo especial e inolvidable.
Felices 20 para mí!




(La fotografía es original y tiene derechos de autor; su utilización sin consentimiento y sin nombrar a la autora suponen una demanda inmediata)

jueves, 13 de noviembre de 2008

Alguien que quiso tanto, tanto ..

Esta es la historia de alguien que quiso tanto tanto, que apenas tenía hueco para su corazón. Cada día que pasaba, con cada sentimiento de amor su corazón aumentaba de tamaño. Al principio era imperceptible, pero poco a poco y milímetro a milímetro se fue agrandando.

Su dueño, como es normal, estaba asustadísimo. Tenía miedo de que un día estallara en mil pedacitos. Una mañana al despertarse se miró al espejo y vió el gran bulto que sobresalía de su pecho y se propuso no querer a nadie nunca más, así evitaría una catástrofe. Pero claro, para una persona acostumbrada a querer tanto era muy difícil dejarlo de golpe; así que decidió que iría por partes. ¿O por personas? No se decidía.

Cuando salió a la calle todo el mundo intentó parar a saludarlo y él evitaba a cualquiera que se cruzara por su camino. Así no demostraría muestras de cariño. El día era cada vez más largo, los minutos apenan pasaban y a cada segundo se convertían en horas. El reloj no parecía avanzar. Varias veces miró por si eran las pilas que se habían gastado, pero no; el reloj funcionaba tan bien como siempre.

Lleno de desesperación se marchó a su casa, a pesar de ser el primer día de verano y de las miles de fiestas que celebraban los vecinos en las calles. Esa noche sintió un gran dolor en su enorme corazón y se asustó más que nunca. Debía dejar de querer sino moriría. Las pesadillas apenas le dejaron dormir esa noche.

A la mañana siguiente volvió a mirarse al espejo. Tenía muy mal aspecto, el bulto de su corazón seguía ahí y se propuso con más fuerza que nunca seguir con su plan. No demostraría cariño hacía nadie, por mucho que lo necesitara él o su alrededor.

Con el tiempo los vecinos empezaron a despreciarlo, no comprendían por qué había cambiado y el gran sacrificio que él hacía. No entendían que él sólo lo hacía para salvar su corazón. Cada mañana tenía peor aspecto por lo que tapó todos los espejos, era rara la noche que lograba conciliar el sueño y cada día le dolía más el corazón.

Una noche, ya entrado el otoño decidió quitar la sábana que cubría el espejo de su habitación. Al mirarse se sorprendió del tal manera que casi se desmaya. Su corazón no había aumentado, por el contrario había disminuído tanto que si seguía así se quedaría sin él. No sabía qué hacer; hiciera lo que hiciera estaba mal y acababa al borde de la muerte.

Esa noche fué la peor, no veía más allá de las pocas velas que alumbraban la oscuridad de su caserón pero tomó una decisión. Si tenía que morir de algo que fuera con el corazón más grande que pudiera tener. Así que volvió a cambiar. Pasaron los meses y llegó la primavera; y con ella un nuevo bulto en su pecho. Estaba asustado, no lo podía negar pero al menos tenía una gran satisfacción.

Hasta que llegó el día que su corazón no tenía hueco. Contaba las horas que le quedaban para estallar y salió a despedir a sus amigos antes de que fuera demasiado tarde. Entre tantos abrazos y besos el corazón aumentó más del doble y con un gran "ohh!" de los presentes empezó a elevar a su dueño, como si fuera un globo de helio. Volando atravesó todo el pueblo, ¿qué digo el pueblo? Todo el país! Y se sorprendió cuando encontró más globos como él flotando por los aires.




(El texto es original y tiene derechos de autor; su utilización sin consentimiento y sin nombrar a la autora suponen una demanda inmediata)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Olas

No todas las olas son la misma, pero siempre vuelve la misma a tí. Es el mismo agua, el mismo mar, el mismo oceáno. Por eso no llores porque tu ola al venir se vaya, porque cada ola nueva sigue siendo la misma que te abrazó por primera vez.




(Tanto la fotografía como el texto son originales y tienen derechos de autor su utilización sin consentimiento y sin nombrar a la autora suponen una demanda inmediata)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Otoño.

Tengo el otoño en mis manos.





domingo, 2 de noviembre de 2008

Domingos de tristeza.


Te observé a lo lejos llorando en un portal. La gente te miraba con curiosidad pero con la suficiente distancia para no comprometerse a una mirada tuya que respondiese a las suyas.
Me parecieron extrañas tus lágrimas, incluso increíbles. Una preciosa tarde de otoño. Más que tarde, ya una noche; con frío, eso sí, pero un frío de los que te gustan sentir. Castañas asadas por las calles. Olor a incienso. Luces.
Y yo llorando de nuevo, por no sentir esa valentía del principio. Por miedo a recaer. Observándome llorar a lo lejos. No a tí, sino a mí.
Es extraña y dura esa sensación de sentirse sola cuando tu mente te hace sentirte así. Aún así, adoro la vuelta a la realidad y ver que la soledad es algo que pocas veces aparece (especialmente si estás tú). Gracias por hacerme poner los pies en el suelo las tardes domingueras de tristeza.
(Tanto la fotografía como el texto son originales y tienen derechos de autor su utilización sin consentimiento y sin nombrar a la autora suponen una demanda inmediata)